Celebrando el Triunfo de Cristo en el Domingo de Ramos

Hoy nos reunimos para conmemorar un evento que marca el inicio de la Semana Santa: el Domingo de Ramos. Este día nos lleva a recordar la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, un momento lleno de significado y simbolismo para todos los creyentes. A través de los siglos, esta historia ha continuado inspirando y fortaleciendo nuestra fe, recordándonos el amor incomparable de nuestro Señor y Salvador.

En Mateo 21:1-11, encontramos la narrativa de cómo Jesús montó un burrito y entró en Jerusalén mientras la multitud lo aclamaba con hojas de palma y ramas de árboles, proclamando: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» Este evento no solo cumplió profecías del Antiguo Testamento, sino que también simbolizó la naturaleza del reinado de Jesús: uno de humildad, paz y redención.

El Domingo de Ramos nos recuerda la naturaleza humilde de nuestro Salvador. Jesús, el Rey de reyes, no llegó en un caballo de guerra, rodeado de soldados y ostentación, sino montado en un humilde burrito, demostrando su disposición para servir y su amor por los humildes y los necesitados.

Este día también nos desafía a reflexionar sobre nuestras propias actitudes hacia Cristo. ¿Lo recibimos con la misma alegría y entusiasmo que la multitud en Jerusalén? ¿O lo hemos relegado a un lugar secundario en nuestras vidas, ocupados por nuestras propias preocupaciones y deseos?

Además, el Domingo de Ramos nos prepara para el viaje espiritual que nos espera en la Semana Santa. Nos invita a seguir a Jesús en su camino hacia la cruz, recordándonos que la redención y la salvación vienen a través de su sacrificio supremo.

Así que en este Domingo de Ramos, que nuestras celebraciones no sean solo rituales vacíos, sino expresiones sinceras de gratitud y adoración hacia nuestro Salvador. Que nuestras voces se unan a las de la multitud en Jerusalén, proclamando: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»

Que este día nos inspire a seguir a Jesús con humildad, gratitud y devoción, sabiendo que él es nuestro Rey eterno, digno de toda alabanza y honor.

Que Dios los bendiga abundantemente en este Domingo de Ramos y en toda la Semana Santa.

¡Amén!