Tras la noche tenebrosa
Y el rugir del vendaval,
Tiende el alba majestuosa
Cortinaje de cristal;
Y aparece un claro día
Sin las brumas del dolor,
Donde el ama se extasía
Y se goza el puro amor.

Tras la nota vespertina
Que oprimiera el corazón.

Viene aquella matutina
Que se alarga en fiel canción.

Cuál la ninfa misteriosa
Que en su tumba se guardó,
Y en brillante mariposa
Con el tiempo se tornó,
Tal aquel que duerme en Cristo,
De su sueño al despertar,
Con ropaje nunca visto,
Lo veréis resucitar.

Y la tienda que aprisiona
Cuál gusano en vil zurrón,
Con poder se desmorona,
¿Qué es, o muerte, tu aguijón?


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