Tú me perdonas, Señor



De una misma boca proceden bendición y
maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.

Porque donde hay celos y contención,
allí hay perturbación y toda obra perversa.

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá
de vosotros.

Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.

Pecadores, limpiad las manos; y vosotros
los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.


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