De su trono a un pesebre
Se humilló... haciéndose obediente hasta la muerte. Filipenses 2:8
1. De su trono a un pesebre, de riqueza y honor,
A buscarnos Cristo descendió;
De las calles celestiales a la cruz de cruel dolor,
Vino y por la humanidad su vida dio.
Coro: ¡Cuán grande amor! ¡Jesús me ha redimido!
¡Cuán grande amor, sublime y eternal!
Yo cantaré por siempre su alabanza,
Con gozo unido al coro celestial.
2. De la diestra de su Padre a su creación bajó,
Mas rechazo y odio él sufrió;
Yo fui pecador perdido más su amor me encontré;
Por su sangre paz y vida me compré.
3. El sufrió nuestros dolores, el quebranto,
la aflicción, nuestra angustia y pena conoció;
Azotado y herido fue por nuestra rebelión,
Y el pecado nuestro, Dios en él cargó.